miércoles, 30 de abril de 2014

Críticas de DIPTICO KAFKIANO de Alfredo MArtín con Gabriela Villalonga


Revista XXIII " por Luis Mazas
...Pese a la percepción de incomodidad, el trabajo de Alfredo Martín se sigue con interés y cierto repelús que habría encantado al autor (Franz Kafka) . Metamorfosis connota más que denota. Es válido “leer” su subtexto con cuanto el lector desee proyectarle. Alfredo Martín intercala dos comentaristas que enlazan con la vida y circunstancias del autor y delata su visión anticipatoria sobre el advenimiento de Hitler." (sic)



DÍPTICO KAFKIANO – abril 2014 Crítica Espectáculosalamod
"El proceso de llegar a la indolencia. El de ida y vuelta de una vida. La tortilla se vuelve dos veces, tal vez porque cuando te tocó estar arriba no supiste aprovechar…todos se aprovecharon menos vos.
El sadismo refinado de la burocracia y el intentar adaptarse a la matrix exigiéndole justicia, como si esta fuera una variable posible, en lugar de huir como nos enseñaron los sucesos históricos posteriores a estas novelas.
Son dos obras, dos textos, el refinado de “La Metamorfosis” con su oscuridad delineada y redondeada. Un mensaje perfecto de discriminación y soledad, como introductoria. Luego, con un intervalo de vino y algún bocadillo ” El Proceso” ese informe universo que atrapa en su gris de a poco subiendo el plomizo mortal que se cuela por cualquier pequeña grieta
Alfredo Martín emprende, la puesta de dos textos hermanados por el autor y el color gris de esa historia ominosa. En el mismo movimiento arma un documental de la vida de Frank Kafka. Un documental de su obra es casi lo mismo, marcando las coordenadas desde algunos hitos de la biografía del autor.
Quince actores en escena, que representan las dos obras, dos horitas de actuación en distintos papeles, de una dramaturgia fuerte. Aún así las obras dan respiro, no te aplastan ni te desarman, te permiten tomar distancia.
Excelente este trabajo. La idea, la dramaturgia y las actuaciones permiten navegar estos mundos con un mínimo de colisión y volver a la noche de la ciudad, de San Telma, casi vivos y casi salvos.
La escenografía que es la misma en ambas obras generando una continuidad de ese mundo y unificando las puestas.
Un viaje al mundo de Kafka, que te sumerge en esa oscuridad pero te permite distancia.
Las obras se pueden ver por separado, en días diferentes, pero recomiendo tomarse el tiempito para hacer el viaje completo… y, por mensaje privado les digo a qué pizzería van a la salida…."
María Inés Senabre.



ESPECTACULOS DE ACÁ 
Crítica Espectáculos
Díptico Kafkiano 01/04/201
Kafka duplicado por Sol Ulbaton
La pluralidad de signos se reproducen y se manifiestan en el espacio teatral “Del borde” para contarnos sobre
las inquietudes, contradicciones y flaquezas que atraviesa el ser humano en su existencia.Los sonidos interactúan y se complementan para dar vida a un espacio que expresa las paradojas y ambigüedades del hombre.
Díptico kafkiano nos invita y revela el impulso que motivo al escritor para realizar tan valiosa, innovadora y fantástica obra.Las representaciones de”La metamorfosis” y “El proceso” , escritas entre 1913 y 1919 en pleno estallido de la primera guerra mundial, integran una puesta en escena dinámica y muy lograda que nos obliga a no dejar pasar por alto ningún detalle.
El espacio nos habla a partir de la dualidad en la cual se encuentra el hombre.El gris que inunda la amplitud de la sala y los sonidos metálicos nos transportan hacia un estado de automatismo primitivo.El no ser, la mueca persistente en la cara, la saliva espesa en la boca.La NO palabra.Se percibe en cada gesto, mirada y movimiento actoral, el complejo entramado de las relaciones sociales que no acepta la existencia del “otro” y se reacciona frente a lo desconocido, negándolo.Se embrutecerá de cansancio, no será ni hombre ni bestia.El miedo y la vergüenza desintegran su persona.Bicho será, una insignificante “K”.
Colocados, los espectadores, frente a la deshumanización que se hace omnipresente en cada rincón, nos adentramos en el místico y fascinante pensamiento de Franz Kafka, por medio de sus complejos y dramáticos personajes.
La búsqueda incansable de la identidad, el deterioro mental y físico, las obligaciones morales, nuestra hipocresía y cómo se construye la representación social del otro, del “excluído”, se conjugan en un teatro vivo que es cruel reflejo de todas las culturas y sociedades.
Quince actores que con exactas marcaciones, despliegan todo su arte para introducirnos en un tiempo de atención y reflexión acerca de la naturaleza humana.
La igualdad social será entonces solo un ideal o una verdad demasiado compleja para la simplicidad del hombre.
Gacetilla:

http://www.espectaculosdeaca.com.ar/?p=9144

lunes, 21 de abril de 2014

Entrevista a Gabriela Villalonga - Revista digital LUNA TEATRAL - 21 de Abril

LUNA TEATRAL 2

21 de ABRIL 2014

Entrevista a Gabriela Villalonga por María de los Ángeles Sanz

Gabriela Villalonga es actriz, directora, maestra & psicóloga social (Primera Escuela de Psicología Social Dr. Enrique Pichón Riviere). Se formó con maestros tales como: Carlos Lagos, Beatriz Matar, Carlos Gandolfo, Alberto Ure, Osvaldo Saidón y Tato Pavlovsky. Como actriz, sus últimos trabajos fueron: La Mejor Solución, escrita y dirigida por Hernán Morán; Entrenamiento Revolucionario y Monoparental escrita y dirigida por Gabriel Virtuoso; Detrás de la forma, escrita y dirigida por Alfredo Martín (espectáculo que participó en el 2012 en el X Festival Internacional Gombrowicz en Polonia). Es profesora de Integración de Grupos en Andamio 90; Profesora de Teatro en “Los Andes” (Espacio de la Secretaria de Extensión Cultural de la CABA, continuación de la Sala Alberdi del Centro Cultural San Martín) y en otras instituciones tales como El Tadrón y El Desguace; es profesora de teatro en Casa Flores perteneciente al Gobierno de la Ciudad y en INTEGRA (ambas instituciones trabajan en tratamientos de las adicciones); Trabaja en Integración Comunitaria en la Escuela Secundaria Miguel Hernández. En el ámbito de la salud mental trabajó en clínicas psiquiátricas y para el tratamiento de las adicciones (Témpora, Encuentro, Cuidados Continuos, Clínica Santa. Teresa de Ávila). Como actriz, formadora de actores y coordinadora de grupos su palabra a la hora de integrar poéticas y géneros diversos es una palabra autorizada. Sus trabajos son tan disímiles como los que encara ahora como actriz en dos puestas, una que proviene de la literatura Díptico Kafkiano, y otra que aúna a dos dramaturgos de siglos diferentes como Federico García Lorca y Molière, Doña Rosita y el Don Juan.
¿Cómo se conjuga desde la poética actoral, dos trabajos desde estéticas tan diferentes?
Durante los ensayos, los actores, actrices, nos apropiamos del lenguaje de cada obra, de cada personaje. Son intensidades diferentes, ritmos, velocidades, contornos corporales que surgen en la investigación. Creo que es importante entrenarnos para lograr la disponibilidad necesaria para que esto suceda.
¿En cuál te sentís más cercana al personaje, más identificada con el relato?
En Díptico Kafkiano hago dos personajes: en La Metamorfosis, interpreto a una investigadora de Kafka, me divierte la posibilidad de desplegar, con el público, conceptos especializados en el mundo simbólico del escritor checo; en El Proceso, me pongo en la piel de la Sra. Grubach y lo que más me fascina de esta parte del trabajo es el juego que se abre, con ella, para atravesar diferentes emociones. En Doña Rosita y el Don Juan, soy Rosita, un verdadero desafío porque tengo que trabajar, en los sucesivos actos, el paso del tiempo en el personaje. De todos modos, para mí lo más exigido y cautivante de ésta interpretación es el encuentro con Don Juan. El, su enamorado, es literalmente de otro mundo. Durante el desarrollo del espectáculo, Rosita se desliza desde Federico García Lorca hasta Molière en un intenso recorrido que, a la vez, inaugura un mundo otro, distinto. Ella se cristaliza en una espera estoica, cuyo objeto de amor es nada menos que el Don Juan.
Los dos textos trabajan partiendo de materiales diferentes, uno proviene de la literatura, el otro de la dramaturgia, según tu punto de vista, ¿cuáles son los problemas a la hora de llevar un texto no dramático al escenario?
Cuando se parte de un material literario, pienso que el primer y principal trabajo es su adaptación a una convención teatral. Este proceso es sumamente creativo, de producción de sentido con y desde las escenas, las actuaciones y el conjunto.
¿Cómo se comunican a la hora de la actuación los roles de pedagoga y viceversa?
Hay un marco o encuadre del trabajo que, además de contener a los hacedores del acontecimiento teatral, nos orienta en cuanto a roles y distribución de las responsabilidades. Cuando me convocan para actuar, confío en la mirada del director. La experiencia compartida potencia el vínculo. Puedo hacer algún aporte, mientras tiendo a estar permeable a las consignas del director.
¿En el trabajo con los grupos, te interesa más la creación colectiva, o un trabajo a partir de un texto dramático?
Trabajo mayormente con textos de autor. El diseño grupal es en relación a éstas obras, con las que exploramos diferentes técnicas para la actuación. A lo largo del transcurso del año, cada grupo selecciona la obra que más le interesa realizar y organizan todas las condiciones necesarias para presentarlo al público (Funciones, Sala, entre otros). Son ellos mismos los que le van dando forma y contenido al hecho teatral que protagonizan. Mientras experimentan diferentes técnicas, construyen a la vez su propia estética identitaria, se constituyen en una compañía de teatro.
¿Qué recursos se ponen en juego a la hora de interpretación de autores clásicos como Molière?
Pienso que los recursos son siempre personales, subjetivos: lo que uno conozca sobre la producción del autor, la sensibilidad a la hora de incorporar ese lenguaje. La disponibilidad para aprhender los climas de las escenas, de habitar los ” paisajes ” que propone el dramaturgo. Cuanto mayor sea la exploración de lo imaginario, más allanado estará el camino para la creación; la técnica y la experiencia están para hacernos compañía.

Doña Rosita y El Don Juan / Lorca y Molière en el siglo XXI

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Doña Rosita y El Don Juan
Versión libre de
Rodrigo Cárdenas por
La Compañía Teatral “Farolito”
Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz
Dos textos paradigmáticos de la dramaturgia de todos, dos clásicos que al reunirse no sólo cruzan poéticas sino siglos de teatro, y que abordan, cada uno a su manera, el tema de la mujer y el amor. Lorca y Molière en una versión libre que los reúne en una puesta que tiene el drama del primero, y el juego, la musicalidad que proponía el segundo en sus comedias. Rosita que el tiempo convierte en Doña, Inés que también portará el mismo título, ambas dejadas libradas a un destino de soledad porque el centro de su deseo, el objeto de su vida, la razón y el ‘deber ser’ que se les impone, está determinado y no debe ser transgredido. Rosita en una espera inútil, Doña Inés, en un renunciamiento tan estéril como la espera de la primera, son mujeres que no eligen su destino sino que éste es el que los demás construyen para ellas, y del que no pueden o no quieren escapar. Del otro lado, el centro de su pasión, Don Juan, el eterno enamorado, o el primo que será desde la distancia quien mantendrá por años la ilusión de un casamiento, finalidad única de la vida de Rosita. En el espacio del teatro Payró y bajo la dirección de Rodrigo Cárdenas, la Compañía Teatral Farolito, presenta una versión libre de las dos piezas y cruza en intenciones y tiempo a dos personajes que a la vez son también íconos de sus épocas. En un escenario que está atravesado verticalmente por flores de madera calada, que le dan una imagen de cielo cálido pero a la vez de estética barroca, los personajes de Lorca y los de Molière establecen un vínculo de amor y desamparo. Con música de cajón en escena para recrear el imaginario andaluz, tierra de cobijo y ahogo para Rosita, se desplazan en coro el resto de las figuras, los tíos complacientes, la criada, las Manolas, las amigas solteronas, y el sirviente de Don Juan (Marcelo Frasca), típico representante de la Comedia del Arte, género que incorporó el dramaturgo francés en muchas de sus obras. La puesta tiene entonces no la gravedad y el dramatismo de la pieza lorquiana, sino un ritmo ligero, y gracioso, que llevan adelante con certeza los personajes de Rosita (Gabriela Villalonga), el ama (Nelly Queirola), en sus apartes, y en los interesantes retruécanos que mantiene con el personaje de la tía. (Antonia de Michelis), las intervenciones del criado, y el resto de los personajes cuando desde el baile dejan correr la pasión de la música andaluza en los pies. La mirada final de la pieza, entonces es el guiño cómplice de una Rosita que nos anuncia una mujer que no se dejará atar por pesadas convenciones. La figura de Lorca (Ramiro Cárdenas) en el escenario, como un personaje narrador nos lleva por los caminos de su biografía literaria, y nos recrea con una mirada fantasmal un imaginario lejano en el tiempo. En el amplio espacio escénico, todos los personajes se desplazan con libertad, entradas y salidas dinámicas que permiten sostener el ritmo interno de la obra. Otro acierto es el cantaor en el centro hacia atrás junto al músico, subrayando el discurso verbal de los numerosos personajes. Aunque, por momentos, se pierden los movimientos y la gestualidad de la bailaora, quizá sea un efecto buscado, los pocos elementos crean un clima casi onírico entre Lorca y Molière. Si bien solo son algunos los altibajos en las actuaciones es necesario destacar a Gabriela Villalonga, Nelly Queirola y Antonia de Michelis que con ductilidad y gracias crean a sus personajes. Un relato barroco, dos centros, dos grandes escritores separados por más de 2 siglos y una puesta en escena que no fusiona a estas dos obras clásicas del teatro universal sino que construye una historia diferente que se materializa a partir de la particular mirada de Rodrigo Cárdenas.
Ficha técnica: Doña Rosita y El Don Juan versión libre de Rodrigo Cárdenas. Elenco: Gabriela Villalonga, Jorge Schwanek, Nelly Queirolo, Antonia de Michelis, Gabriel Virtuoso, Marcelo Frasca, Gabriela Moreno, Paula Casabona, Andrés Cataldo, Tina Ottaviano, Lucía Lipsich, Sofi Cristi, Ramiro Cárdenas. Música en vivo: Leandro Valman. Cantaor: Fernando Gaba Theuler. Bailaora y Coreógrafa: La Moreno. Escenografía y vestuario: Alejandro Mateo. Realización escenográfica: Verónica Grau. Realización de vestuario y maquillaje: Geraldine Valeriani, Fernando Gaba Theuler. Iluminación: Gastón Díaz. Diseño gráfico y Fotografía: Carolina Erbes. Impresión gráfica: Redprint. Video: Armando Doria. Producción Ejecutiva: Marisa García, Del Tomate S. A. Producción Comercial: Babel Producciones. Música de Sala: “Secreto de mi amor” de y por Mariana Kesselman. Asistente de dirección: Diego Iglesias Fernándes. Dirección: Rodrigo Cárdenas.

Díptico Kafkiano

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Díptico Kafkiano
Franz Kafka /Alfredo Martín
El dolor del diferente
flyer
Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz
Hablar del peso específico de la narrativa de Kafka es casi una tautología, pero cuando nos encontramos con su escritura creativa puesta como hipotexto de una puesta en escena que la revaloriza profundizando su semántica no podemos dejar de mencionar la mirada, la percepción aguda de un autor que tenía sobre el tiempo que le tocó vivir una lucidez dolorosa. Envuelto en más de un mal entendido en su vida, la sociedad se le presentaba como una ajeneidad que lo asfixiaba sin comprender ni ser comprendido. El oscuro mundo de la burocracia estatal, la desconfianza sobre aquellos que no se adaptan al statu quo, y el peligro de no saber cuál es el castigo posible, ni porque causa es recibido, son constantes en una escritura que exorcizaba los demonios y daba cuenta de un camino sin salida, donde la inocencia era un grado más hacia la culpabilidad. Los textos que conforman el díptico tienen la particularidad de abrir y cerrar el ciclo de un pensamiento profético en la Europa de principios del siglo XX; textos en los que aparece la sociedad de su época en su función arrolladora sobre el ser humano, privándolo de una subjetividad que se empeña en destruir para convertirlo en el hombre masa capaz de aceptar con indulgencia los mayores crímenes sobre él.
Toda su obra nos parece autobiográfica: Kafka es el hijo de la carta al padre, Kafka es Samsa, Kafka es K, Kafka encarna como ningún otro hombre al engranaje anónimo de la maquinaria burocrática, al soltero virginal, al sedentario temeroso de toda corriente de aire, de todo viaje por nimio que fuere, de toda violencia proferida contra toda criatura (la vida misma parece una violencia en él) (Juan Forn, 2005, 5)
Como en puestas anteriores en Díptico Kafkiano Alfredo Martín como director trabaja con elencos numerosos que dispone en escena con maestría. El uso del espacio escénico, que en este caso se abre al espacio escenográfico mediante la voz de los personajes narradores, los investigadores del relato, guarda para la mirada del director en cada momento de la acción una funcionalidad sincrónica. Un locus dividido en dos, que será sala de estar o dormitorio, oficina o sala del juzgado según el relato lo precise; donde los personajes se mueven desde el centro hacia los laterales, amplificando la impronta de lo narrado desde un adentro que se expone, y un afuera, una extraescena que se sugiere. La elección de textos narrativos llevados al teatro, es otra de sus características, a la que como espectadores nos tiene acostumbrados. En este caso La metamorfosis (1915) y El Proceso (19251) son las textualidades elegidas para construir una estructura dramática que no se contenta con el relato lineal que de cuenta de las intrigas, sino que buceando en el nudo fundante de los mismos, pase su punto de vista por él y allí profundice un trabajo que mantiene una tensión dramática a partir de la actuación y del juego eficaz de los demás signos que intervienen en el texto espectacular: vestuario, iluminación, sonido. La primera obra fue escrita después del estallido de la Gran Guerra, mientras la segunda pertenece al período de entre Guerras. Es este estado de despersonalización y de deshumanización –surge la idea del soldado desconocido y después la experiencia de las trincheras produjo un hombre desilusionado con una fuerte manifestación de deterioro físico y psíquico- que la puesta en escena crea ante nuestra atenta mirada. En la escenografía el color gris metálico se impone – altas puertas, líneas rectas – como si fueran tanques de guerra en la línea de fuego; mientras la música atonal irrumpe remarcando la relación entre los personajes carentes de todo armonía. El espacio escénico produce la encadenación necesaria entre ambas obras, por un lado, y las muy buenas actuaciones, por otro, nos permiten abrevar en el inacabado universo kafkiano, Con solvencia cada actor/actriz le da cuerpo a estos personajes atormentados, algunos tratando de mantener los residuos de belle époque y otros sumergidos en la incertidumbre y el desosiego. Pero, es imposible no mencionar el trabajo corporal Iván Vitale en un Gregorio Samsa que nos resulta repulsivo y que se arrastra como un deforme insecto que no pertenece a ninguna especie:
Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Hallábase echado sobre el duro caparazón de su espalda y, al alzar un poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas callosidades, cuya prominencia apenas podía aguantar la colcha, que estaba visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia. (Kafka, 2005,71)
La tensión corporal desde los dedos de los pies, el sudor a flor de piel, la mirada vacía y los movimientos convulsionados dan cuenta de la bestialización y de la mecanización del ser humano. Si los dípticos necesitan ser construidos con materiales que permitan el pliegue del mismo, Díptico Kafkiano es una obra teatral que no acepta dobleces sino que, por el contrario, se despliegan como dos textos espectáculo que al cambiar de soporte tienen un plus extra a partir de la aguda mirada y del particular estilo de Alfredo Martín.
Dramaturgia: Alfredo Martín, sobre el cuento La Metamorfosis y la novela El Proceso, de Franz Kafka; Intérpretes: Iván Vitale, Daniel Goglino, Victoria Rodriguez Montes, Rosana Lopez, Cinthia Demarco, Gabriela Villalonga, Mariano Scovenna, Eduardo Perez, Brenda Margaretic, Pablo Mingrino, Gustavo Reverdito, Nicolas Fabbro y Eduardo Peralta, Musicalización: Mariano Schneider Madanes; Ejecución de Instrumentos: Mariano Schneider Madanes y Cinthia De Marco; Escenografía: Alejandro Mateo; Realización Escenográfica: Cinthia Chomski; Vestuario y Realización de Objetos: Ana Revello; Iluminación: Leandra Rodriguez; Diseño Gráfico: Gustavo Reverdito; Fotografía: Daniel Goglino; Asesoramiento corporal: Armando Schettini. Asesoramiento Artístico: Marcelo Bucossi; Asistencia de Dirección: Iñaki Bartolomeu; Puesta en escena y Dirección: Alfredo Martín.

domingo, 20 de abril de 2014

CURSO DE ACTUACIÓN Y MONTAJE a cargo de GABRIELA VILLALONGA.

CURSO DE ACTUACIÓN Y MONTAJE a cargo de GABRIELA VILLALONGA.
Pertenece a la DGART Gobierno de la Ciudad.
Funciona a partir del jueves 24 de ABRIL, todos los jueves en el horario de 17:30 a 19:30 horas.
EN TEATRO LOS ANDES, calle LEIVA 4249.
Te espero para armar un elenco, para ensayar obras, aprovechando un espacio VACÍO que puede ser llenado de proyectos e intereses artísticos de un grupo creando. ¡¡COMUNICATE CONMIGO!!
Cel. 15-6453-3608